lunes, 18 de abril de 2016

Falsa felicidad, consumismo y sugestión.



El consumismo es una conducta social masificada, marca distintiva de las llamadas sociedades de consumo de masas.


Es una locución que se utiliza tanto en economía como en sociología y está directamente vinculado con el desarrollo industrial capitalista, el el cual se caracteriza por el consumo de bienes y servicios, disponibles gracias a la fabricación masiva de los mismos.


El consumismo está conexo a la idea de relacionar la felicidad personal con la compra de todo tipo de bienes, ya sean indispensables o superfluos. El consumo se ha convertido en una función simbólica.





La principal táctica para la instalación del consumismo es la sugestión, causada especialmente por la publicidad difundida en los medios de comunicación masiva. Así, llegan a nosotros infinidad de iconos que, más allá de ofrecer un producto, se plantean como elementos que van delimitando nuestras vidas progresivamente.


La nueva cultura de masas surge en una sociedad industrial urbana que absorbe rápidamente las nuevas formas adoptadas por el modo de producción. No sólo se fabrican objetos de forma masiva para el consumo, sino que produce, a su vez, a las masas mismas como consumidoras. De esta manera, se genera una dialéctica interna que pone en estrecha relación la creación de los objetos que las masas producen para consumir con las masas que consumen para que se pueda seguir produciendo.


Esta inaudita interrelación dio lugar al nacimiento de una nueva cultura: un fenómeno histórico concreto de nuestra época que se asienta inequívocamente sobre la masiva capacidad de producción alcanzada por las sociedades industrializadas y la gigantesca masa de público consumidor que ellas crean.

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