lunes, 18 de abril de 2016

El mundo es una hiperburbuja.



Los expertos en psicosociología aseguran que la posmodernidad se caracteriza por una expansión constante del concepto del yo (ego), por un proceso creciente de individualización, diferenciación y narcisismo social.


Pero la posmodernidad ha muerto, ahora estamos en la hipermodernidad. Todo es hiper… Hiper-capitalismo, hiper-mercado, hiper-velocidad, hiper-comunicación… El mundo es una hiperburbuja, que se inflamó tanto que reventó, y ahora padecemos las consecuencias de su explosión.


Lo actual, más que una crisis económica o laboral, representa un agotamiento del modelo socioecopolítico.


El modelo moderno de democracia partidista se mantuvo como pudo en el período posmoderno, pero ya no sirve, está obsoleto, corrompido y es ineficaz contra los hiper-problemas. Necesitamos otro nuevo, y para ello hacen falta líderes intelectuales, políticos, mundanos, que sean fuertes, constantes, valientes, éticos


Hay muchos estudios científicos que demuestran que los grandes líderes políticos ostentan rasgos peculiares de personalidad.


El más común es un elevado concepto de sí mismos, que les hace sentirse seguros ante los demás, llamados a dirigirlos. El narcisismo social nace del individual.



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