lunes, 21 de marzo de 2016

La Ola (Die Welle)


La Ola (Die Welle) es una película alemana dirigida por Dennis Gansel en 2008 y basada en hechos reales.







Sinopsis:


En Alemania, Rainer Wenger, un profesor de insituto, se ve obligado a impartir clases sobre la Autocracia en la semana de proyectos. Dado que sus alumnos piensan que es imposible que después de lo acontecido en Alemania durante el régimen nazi se vuelva a implantar una dictadura en el país, Rainer Wenger decide llevar a cabo un exprimento para explicarle a sus alumnos el funcionamiento de un sistema totalitario. En apenas unos pocos días, lo que empezó siendo un a prueba inocente basada en el sentimiento de comunidad y en la disciplina, va derivar en una situación en la que el profesor pierde el control del experimento.


Esta película trata sobre la psicología de masas y el análisis del yo; en otras palabras, sobre la sugestión y el narcisismo.


Esta obra de Die Welle refleja a la perfección lo explicado en el post anterior.


Hitler sugestionó, Hitler fue narcisista...


Hitler sugestionó, Hilter fue narcisista. Mussolini sugestionó, Mussolini fue narcisista. Franco sugestionó, Franco fue narcisista. Stalin sugestionó, Stalin fue narcisista.


Denominamos sugestionar al acto de dominar la voluntad de alguien, llevándolo a actuar en determinado sentido, y al acto de fascinar, de provocar admiración o entusiasmo.

Definimos narcisismo como excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.

Dictadura, por otra parte, es aquel régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime las libertades individuales y los derechos humanos.


Pero, ¿qué tienen que ver el narcisismo y la sugestión con la dictadura?


Todo comienza con una masa. Una masa con unos ideales, liderada por una sola persona. Cuando se crea dicha masa, se procede a la transmutación del narcisismo.

En una dictadura, el narcisismo individual es transformado en grupal. Esto se consigue con la eliminación de lo particular y la exaltación de los valores e intereses sobre los que se ha construido dicha masa. El individuo que se fija en poder de su presencia a un grupo o masa, entra en la definición de una libido confluyente, es decir, una predilección en la que las fronteras entre el yo y el nosotros son inexistentes.


En los miembros de la masa o del grupo, observamos una sustitución de su ideal de yo por el modelo que representa el líder, que es el que les dota de sentido y les aporta valores. A su vez, se establece una ligazón afectiva entre los propios individuos de la masa y es esa identificación con individuos que comparten el mismo ideal del yo lo que produce la sensación común de vínculo y comunión.