lunes, 18 de abril de 2016

El retrato de Dorian Gray, una obra donde el narcisismo está presente.




El narcisismo está presente en la obra de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, de forma oculta y no explícita.




En la obra, Basil Hallward pinta un cuadro de Dorian Gray. Es un cuadro hermoso, en el que se ve plasmada toda la belleza de este joven de la cual, Gray, no es consciente hasta que ve el cuadro.


Dorian Gray es ese tipo de persona capaz de matar, de abandonar a la persona amada, de alejarse del mundo, de desear la eterna juventud, sólo para mantener su belleza y juventud de forma eterna, sin importarle las consecuencias ni las personas a las que pueda hacer daño.


En El retrato de Dorian Gray las personas que rodean al protagonista, tras ver que pasan los años y él sigue manteniendo su aspecto joven y radiante, comienzan a pensar que ha hecho un pacto con el diablo para mantener su belleza.


Dorian Gray es amante de su propia belleza y eso hace imposible que puedan amar a nadie más. Esta fascinación por su propia belleza será la causante de su muerte. Dorian Gray morirá por intentar separarse de su otro yo, por intentar huir de sí mismo.




Su imagen retratada ya no es idéntica, sino que progresivamente se convierte en su alteridad deformada. Mientras Dorian Gray se mantiene joven y bello, el cuadro va envejeciendo por él.


Cuando Gray es consciente en el tipo de persona en la que se ha convertido, cuando se da cuenta del daño que están haciendo sus actos narcisistas, decide apuñalar con un cuchillo el cuadro. Al hacerlo, Dorian se vuelve viejo y muere, mientras que su retrato vuelve a la juventud y a la belleza. Finalmente, el espíritu de Dorian Gray sigue vivo a través del cuadro.


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